lunes, 31 de enero de 2011

Tras una careta


Érase una vez una niña que se hizo mujer demasiado pronto, le tocó ser la hermana mayor cuando en verdad no lo era, y todo ello le llevó a cargar sobre sus hombros problemas que a ella no le correspondían, que no tenía por qué ser partícipe de ellos.


Siempre siguió adelante, siempre se mostró fuerte. Lograba como nadie ponerse una careta cuando salía de casa, no quería que nadie descubriese los problemas que la iban minando cada día, y sí, lo llegaba a lograr en ocasiones, pero no sabía que hay personas a las que no podía engañar: sus amigos. Ellos sabían que tras esa sonrisa que se dibuja cada día hay una persona que también tiene dificultades. Y es que sí, podemos ser las personas más fuertes del mundo, o a veces aparentar que lo somos, pero siempre, en algún momento de nuestras vidas necesitamos que nos tiendan una mano, que nos escuchen.


¿Por qué pensar que todo lo podemos solucionar solos? No hay que sentir que hemos fracasado de algún modo si decimos: no puedo más, necesito ayuda. Hay mil problemas que no dependen de nosotros, pero hay personas que sí que nos pueden ayudar a verlos y a afrontarlos de otra manera, personas que nos pueden ayudar a emprender el camino que tanto nos cuesta caminar.




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1 comentario:

  1. Los amigos son el mayor de mis tesoros, y tú eres una de las piezas más preciadas que que tengo.
    Gracias por estar siempre ahí.

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