
Toca dos sonatas de Chopin y luego Schubert, Mozart. Debe de tener unos treinta años; una placa colocada junto al pequeño escenario explica que es un famoso músico de Georgia. Debe de haber buscado trabajo, las puertas estaban cerradas, se desesperó, se resignó y ahora está aquí, en este centro comercial.
Pero no estoy seguro de que de verdad esté ahí: sus ojos están fijos en el mundo mágico en que esas músicas fueron compuestas, sus manos comparten con todos el amor, el alma, el entusiasmo, lo mejor de sí mismo, sus años de estudio, de concentración, de disciplina.
Lo único que parece no haber entendido: nadie, absolutamente nadie, ha ido allí para escucharlo, sino para comprar, comer, distraerse... Pero él toca como si estuviera en la Scala de Milán o en la Ópera de París. Toca porque ése es su destino, su alegría, su razón para vivir.
Me embarga una sensación de profunda reverencia. Respeto a un hombre que en ese momento está recordándome una lección importantísima: tú tienes una Leyenda Personal que cumplir y punto. No importa que los demás apoyen, critiquen, ignoren, toleren: tú estás haciendo eso, porque es tu destino en la tierra y la fuente de toda tu alegría.
-Ser como el río que fluye. Paulo Coelho-
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nunca dejarás de sorprenderme... muy bonita la foto...además de escoger una buena versión de la balada..un abrazo.
ResponderEliminarél ya ha encontrado su leyenda personal
ResponderEliminara otros nos queda mucho que vivir en el desierto