- ¿Y... cómo te definirías?
- Como una rosa.
Me quedé pensando, nadie me había dado tal respuesta antes. Casi todas las personas contestan a esa pregunta con adjetivos que anteriormente han recibido ellos, y ahora la respuesta no era un adjetivo, sino un nombre. En ese instante miré la rosa que estaba ante mis ojos en la mesilla. La noche anterior se encontraba cerrada y hoy, para mi sorpresa, sus pétalos ya habían comenzado a abrirse. Fue entonces cuando descubrí el significado de su respuesta...
Al igual que algo tan natural como el florecer de una rosa puede asombrarme, en ese momento me dí cuenta de que la persona que allí delante tenía era, como bien había dicho, una rosa. Cada día abriendo poco a poco sus pétalos, sorprendiendo con sus vivos colores, con olores que antes no apreciaba, que desconocía...
Tal vez el asombro del florecer es porque, aunque nos lo esperemos, no sabemos cuándo tendrá lugar ese momento, no sabemos cuándo la flor nos regalará todo lo que nos puede ofrecer.
Tal vez, ese sea tu secreto...
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